Thursday, September 10, 2009

Lock Ness en San Miguel

Loch Ness en San Miguel

Corría el año 1970 entre la pelota de tape y las consignas maratónicas de la Zafra de los 10 Millones. Nada parecía que alteraría el curso normal de nuestras vidas cuando un acontecimiento nos hizo olvidar las esperadas aventuras de Nacho Verdecía y hasta del béisbol que era la pasión de toda la pandilla: Un Monstruo había aparecido en la Laguna de San Miguel del Padrón. Ya no se hablaba de otra cosa: que si tenía los colmillos gigantes, que si era más grande que un barco y echaba humo por los ojos…en fin, algo espantoso de verdad pero que nadie quería perderse de ver.

Aparecía siempre en las tardes justo antes de caer la noche; mostrando primero su inmenso lomo, después la horripilante cabeza para entonces hundirse en las aguas enturbiadas hasta el próximo día. Alguien llegó a decir que de seguro no era cubano, pues eso de ser puntual no era algo muy idiosincrásico que digamos. Otros, con jocosidad y muy bajito; que tal vez lo había enviado el “imperialismo yanqui” por puro diversionismo ideológico.

Mi hermano y yo también fuimos a visitar tan notable personaje. Nos llevó el tío Raúl que siempre nos complacía en todo. Llegamos como a las 4 de la tarde de un domingo con el sol aún encendido y un calor de espanto. Para mi sorpresa, resultó ser una laguna sin cabida para el Moby Dick que había imaginado. No sé cuantas personas rodeaban el lugar, pero supongo que eras cientos, tal vez miles. Cada vez que el agua se agitaba ya fuera por el viento o por algún pececito se oía a la gente gritar: ¡mira, mira, parece que ya va a salir! Pero de eso nada, el muy mal educado no hizo acto de presencia esa tarde y nos dejo a todos como la novia de Pacheco: vestida y sin bailar. Ese día llegamos a la casa casi llorando y culpando al pobre tío por no haber podido ver al famoso personaje.

Para nuestro desencanto, a los pocos días la prensa anunciaba que no había tal monstruo ni la cabeza de un guanajo; pues sólo era una palma real que de tanto hincharse perdió su forma original y que debido a no sé que corrientes salía a la superficie y se volvía a ocultar. Nada, que nos quedamos sin nuestro Loch Ness cubano y tuvimos que regresar a la rutina entre apagones, carencias y las aburridas consignas de la Zafra de los Díez Millones. ¡Qué desencanto!

De aquellos acontecimientos nos queda el recuerdo y una cuarteta que dice así:

“Dice el Monstruo de San Miguel
Que si no le dan cigarros
No le enseña los tarros
Ni al comandante Fidel”