El Presidente Obama debe ganar la reelección en octubre 2012 basado en su plataforma y las aspiraciones de la mayoría de los americanos. En la recién finalizada convención demócrata, enmarcó el contraste entre dos modelos de sociedad, y defendió una nación de ciudadanos comprometidos con el bienestar colectivo frente al sálvese quien pueda que proponen sus rivales republicanos. Vimos a un hombre más cercano a los mortales, racional, sin consignas huecas; sino logros y errores concretos, espíritu crítico y un plan a seguir. Veamos los principales puntos:
• Impuestos justos a los ingresos altos y protección de la clase media por encima de todas las cosas, la ayuda a las empresas que invierten en Estados Unidos, que crean puestos de trabajo y exportan sus productos, a la innovación, a las energías alternativas y a la educación de los trabajadores para los empleos del futuro.
• Ha demostrado fortaleza en la defensa del país, avalado con la muerte de Osama Bin Laden, cumplida su promesa de terminar la Guerra de Irak, y reiterado su compromiso con la defensa de Israel. Apoyo a los veteranos y sus familias, pero gastos militares de acuerdo a las necesidades sin excesos.
• Sabiduría para evitar la quiebra de la industria del automóvil. Con esas mismas armas intentará ahora acabar con el desempleo, que sigue siendo el problema más urgente.
• El apoyo a los jóvenes latinos “ilegales” mediante la orden presidencial que les permite por dos años obtener permisos de trabajo y continuar los estudios en espera de poder pasar el Dream Act.
• Espaldarazo a las mujeres con su posición a favor del aborto y a la comunidad gay con relación al matrimonio y el ingreso en los cuerpos del ejército.
• La percepción generalizada de que el binomio Romney-Ryan representan a una élite desvinculada de las necesidades de la clase media y el pueblo trabajador norteamericano.
Hoy por hoy, Obama es el candidato que mejor representa al heterogéneo votante norteamericano, pero, como siempre, las urnas en noviembre dirán la última palabra.
• Impuestos justos a los ingresos altos y protección de la clase media por encima de todas las cosas, la ayuda a las empresas que invierten en Estados Unidos, que crean puestos de trabajo y exportan sus productos, a la innovación, a las energías alternativas y a la educación de los trabajadores para los empleos del futuro.
• Ha demostrado fortaleza en la defensa del país, avalado con la muerte de Osama Bin Laden, cumplida su promesa de terminar la Guerra de Irak, y reiterado su compromiso con la defensa de Israel. Apoyo a los veteranos y sus familias, pero gastos militares de acuerdo a las necesidades sin excesos.
• Sabiduría para evitar la quiebra de la industria del automóvil. Con esas mismas armas intentará ahora acabar con el desempleo, que sigue siendo el problema más urgente.
• El apoyo a los jóvenes latinos “ilegales” mediante la orden presidencial que les permite por dos años obtener permisos de trabajo y continuar los estudios en espera de poder pasar el Dream Act.
• Espaldarazo a las mujeres con su posición a favor del aborto y a la comunidad gay con relación al matrimonio y el ingreso en los cuerpos del ejército.
• La percepción generalizada de que el binomio Romney-Ryan representan a una élite desvinculada de las necesidades de la clase media y el pueblo trabajador norteamericano.
Hoy por hoy, Obama es el candidato que mejor representa al heterogéneo votante norteamericano, pero, como siempre, las urnas en noviembre dirán la última palabra.